Bueno Víctor, ya estamos en el 8. Que extraño se me hace estar en un nuevo año sin ti. Dentro de poco hará 6 meses que te fuiste. ¿Que como estamos mamá y yo? Pues mira, teníamos miedo ante lo desconocido, teníamos miedo a la llegada de las navidades, ¿como lo llevaremos? ¿como las soportaremos?, y ¿el fin de año?, ¿lo celebraremos, sí, no? ¿lo podremos resistir?. La verdad que lo hemos pasado francamente mal antes de las fiestas, pero al llegar nochebuena, navidad y san esteban no hemos sentido nada, indiferencia nada más. Hemos reducido un poco las reuniones familiares y hemos optado por pasar los dos más tiempo juntos hablando de ti siempre, como siempre, tranquilamente, paseando por la montaña, visitando pueblos...
Pequeño viajero, te hemos echado de menos en el asiento de atrás. Todavía no nos atrevemos a poner la música italiana que tanto te gustaba. El fin de año nos fuimos a la comarca de La Matarranya en Teruel, y estuvimos en una casa en un pueblecito que se llama igual que mamá, La Fresneda. Estaba rodeado de olivos, y olía siempre a humo de las chimeneas, ¡que bien lo pasamos! Siempre que pienso en nuestros viajes, me acuerdo de los olivos, nos acompañaban casi siempre en nuestras salidas, supongo que por eso te gustaban tanto las aceitunas. Comimos las doce uvas, que por cierto estaban malísimas, eran de bote. El paso del 2007 al 2008 fue muy tranquilo, mucho mejor de lo que esperábamos, te puse una copa por si querías brindar con nosotros 'chin-chin', pero te 'escaqueastess'; desde que viniste al mundo siempre estuviste con nosotros en la mesa esas 5 noches, desde el 2002 hasta el 2006. ¡Que juerguista eres chaval!
Ya estamos en enero, hace frío, y parece que los recuerdos más tristes quieran aflorar con más intensidad. Supongo que al pensar que estamos dejando atrás el último año en el que Víctor estuvo con vida, hace que nos sintamos más tristes y hundidos, es el miedo a perder su esencia, el miedo a que se diluya su recuerdo en el tiempo.
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