Querido bichito, pronto hará 2 años que partiste apresuradamente. La imagen ficticia que me viene a la cabeza es un desgarro, una separación forzosa, como cuando estás sujetando por los brazos a una persona que está a punto de caerse por un precipicio, y va resbalando hasta que solo tocas las yemas de los dedos... pero en este caso te desprendes hacia arriba.
Siempre vienen pensamientos destructivos que intentas borrarlos y quedarte con lo mejor de tu hijo, que es todo.
2 años... toda una eternidad, 2 años para saber con certeza que no volverás a tener a Víctor, que no le volverás a abrazar, a oler, como ahora puedo hacerlo con Diego. Cuando pienso en esto me viene a la cabeza la música de la película La Pasión
Siempre vienen pensamientos destructivos que intentas borrarlos y quedarte con lo mejor de tu hijo, que es todo.
2 años... toda una eternidad, 2 años para saber con certeza que no volverás a tener a Víctor, que no le volverás a abrazar, a oler, como ahora puedo hacerlo con Diego. Cuando pienso en esto me viene a la cabeza la música de la película La Pasión
Desesperación, incertidumbre a lo desconocido, incertidumbre ante el momento del óbito, paz, tranquilidad, tormento, desgarro, locura, injusticia, son tantos los sentimientos que te carcomen, que no sabes como vivir, pero estamos preparados para eso y más, aunque no sé si hay peor sufrimiento que perder a un hijo, que hacía 24 horas que reía sin parar, pura felicidad.
Prácticamente estamos en verano, hace calor, el curso está a punto de finalizar y los parques se llenarán de niños. Reconozco que no me gustaba llevarlo a jugar a los parques, me daba mucha rabia llevarlo a esos sitios tan repelentes y sucios, llenos de gente y polvo, ahora me arrepiento de no haberlo hecho más a menudo, siempre pensé que eso ya lo hacía Esther y su yayo. He puesto esas fotos de Víctor saboreando un helado.
Y como en verano se come mucha sandía, os pongo un capítulo de Schin Chan en el que tiene problemas con la sandía de su abuelo.